El
mundo es de colores, donde hay luz, hay color. La percepción de la forma,
profundidad o claroscuro está estrechamente ligada a la percepción de los
colores.
El
color es un atributo que percibimos de los objetos cuando hay luz. La luz es
constituida por ondas electromagnéticas que se propagan a unos 300.000
kilómetros por segundo. Esto significa que nuestros ojos reaccionan a la
incidencia de la energía y no a la materia en sí.
Las
ondas forman, según su longitud de onda, distintos tipos de luz, como
infrarroja, visible, ultravioleta o blanca. Las ondas visibles son aquellas
cuya longitud de onda está comprendida entre los 380 y 770 nanómetros.
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